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ENMARCANDO MOMENTOS INOLVIDABLES
No perdamos la costumbre
20 Junio 2025 | Mónica Álvarez de la Torre
Si pudiéramos echar la vista atrás y viajar a través de la historia de la humanidad, comprobaríamos que siempre ha existido la necesidad de dejar constancia tanto de escenas cotidianas como de acontecimientos relevantes, ya sea en una comunidad, o en toda una civilización.
Pinturas rupestres, mosaicos griegos o romanos, decoraciones egipcias y muchos otros ejemplos a lo largo y ancho del planeta.
Durante muchos siglos, el enmarcado o encuadre de dichas pinturas fue meramente simbólico, pero con el paso del tiempo, esa separación se fue transformando hasta llegar a lo que a día de hoy conocemos como marcos para fotografía u otras obras artísticas.

Toda evolución requiere de tiempo, y desde el antiguo imperio egipcio, pasando por la Edad media y hasta el Renacimiento, la evolución, tanto pictórica como de enmarcado y relieve de esas imágenes, ha sido constante.
A partir del siglo XII aparece la enmarcación de obras como tal, en forma de retablos y marcos integrales, que eran utilizados en general para obras de grandes dimensiones y que estaban realizadas de una pieza junto con la pintura en sí, casi siempre circunscritas al ámbito religioso y localizadas principalmente en iglesias.
Con el Renacimiento italiano el arte dejó de ser patrimonio exclusivo de la Iglesia, pasando a las residencias de nobres y comerciantes, convirtiéndose en un objeto de decoración. Estos cambios llegaron también a la forma en que se usaban los marcos o encuadros, que pasaron a ser piezas más independientes, donde las pinturas podían ser desenmarcadas y enmarcadas de nuevo. Además el uso del caballete y el lienzo para crear obras de arte contribuyó a popularizar la pintura y convertirla en un objeto de colección. La creciente variedad de tamaños hacía que su transporte fuera más sencillo, y daba libertad para colocarlos tanto en vertical como en horizontal.
Los materiales y las técnicas con los que se elaboraban los marcos fueron cambiando, pasando de la madera a los metales, y con la llegada de las primeras fotografías en el siglo XIX, pasaron a tener una función de protección de las obras, convirtiéndose en un producto cada vez más popular y demandado.
El siglo XX nos ofreció una última evolución, el uso del cristal protector o acrílico, que ayudó a que los marcos sean más resistentes y duraderos. Aparte de eso, la gran variedad de materiales, acabados y estilos en los que se pueden encontrar convierten a los marcos en un complemento imprescindible para realzar a la pintura o fotografía que acompañen.
Y si hablamos de tendencias, el estilo nórdico es uno de los que más ha triunfado en los últimos años, con sus líneas minimalistas, alejadas de cualquier exceso, evocando a la naturaleza y utilizando la madera como material base, respetando su color natural o usando colores neutros.
Inspiradas por esta corriente estética, nació nuestro marco Natura. Con un diseño sencillo, y realizado en madera de haya, puede dar cabida a 8 láminas o fotografías de 15x20cm, que pueden intercambiarse. Además, gracias a sus soportes móviles, se puede colocar tanto en posición vertical como horizontal, convirtiéndose en un marco polivalente perfecto para regalar. Un acierto seguro para guardar esos recuerdos imborrables que querremos tener siempre a la vista.
Además, adelantándonos a las tendencias, desde el pasado Enero lo teneis también disponible en tono nogal. Y es que la madera oscura vuelve a estar de moda!